Washington, 19 feb (Prensa Latina) Muy mal le hizo al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, el retrato del fiscal especial Robert Hur sobre sus capacidades mentales que ponen hoy en duda su futuro político y alimentan especulaciones de un reemplazo.
Biden es el presunto candidato demócrata a la presidencia en 2024 y hasta ahora ganó todas las elecciones primarias y delegados disponibles en lo que va del año antes de la Convención Nacional del Partido Demócrata en agosto.
Sin embargo, ha enfrentado en los últimos días fuertes críticas en artículos de opinión publicados por medios de comunicación inclinados a la izquierda, tras el informe de Hur que lo exoneró de culpas en el asunto del manejo de documentos clasificados, pero puso una bomba de relojería cuando lo describió como un «anciano con mala memoria».
Le piden que tranquilice a los votantes, lo que intentó el mismo día de publicarse el reporte el pasado 8 de febrero, cuando convocó una conferencia de prensa en horario estelar para aclarar que su memoria está al cien.
Todo marchaba bien, a no ser por esa pregunta de la prensa que lo sacó del guion y provocó el efecto contrario en una semana en la cual, además, había tenido otros percances de confusión.
Otros han solicitado incluso que se haga a un lado por completo, mientras que el 48 por ciento de los entrevistados en una encuesta de la Universidad de Monmouth consideró como hipótesis probable que Biden pudiera ser reemplazado.
El presidente no ha dado indicios de que tiene intención de dimitir y es casi improbable que los demócratas puedan sustituirlo en esta última etapa, recordó la revista estadounidense Newsweek.
La selección de un nuevo candidato solo sería posible en la Convención Nacional Demócrata en Chicago, que se celebrará del 19 al 22 de agosto, solo si Biden decide retirarse de la carrera.
Hay expertos que aseguran que «Joe Biden sigue decidido a ser el candidato demócrata para las próximas elecciones, y la mayor amenaza para que el partido conserve la Casa Blanca es la falta de un plan B si no puede llegar al día de las elecciones».
Por su parte el sitio de comparación de probabilidades de apuestas Oddschecker, Biden sigue teniendo las mejores probabilidades de ser el nominado, no obstante, algunos se están arriesgando con otras opciones.
Hasta el momento aparecen como eventuales candidatos sustitutos que están atrayendo la atención de los apostadores lo nombres la abogada y exprimera dama (2009-2017) Michelle Obama, aunque ella nunca manifestó ambiciones políticas.
Thomas Gift, director fundador del Centro de Política Estadounidense del University College de Londres, cuyo estado natal es Pensilvania, expresó a Newsweek que «Michelle Obama es la opción que muchos demócratas esperan que se lance en paracaídas desde el campo izquierdo y salve al partido. Eso sólo sucede en una Tierra de Fantasía progresista».
El segundo nombre es el de la vicepresidenta Kamala Harris como opción obvia para suceder a Biden en la candidatura presidencial demócrata, pero sus bajos índices de aprobación al parecer plantean un problema, subrayó la publicación.
En el radar entra también la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer, lidera un estado indeciso crucial que le dio victorias a Donald Trump en 2016 y a Biden en 2020.
La limitante, señalan los críticos, es que la demócrata resulta popular en los límites de su estado y carece de perfil nacional.
Un cuarto nombre es del gobernador de California, Gavin Newsom, quien en la actualidad es uno de los demócratas más conocidos del país y en cierto momento circularon fuertes rumores de una eventual postulación a partir de los retos públicos a Ron DeSantis, homólogo en el cargo de Florida que abandonó la carrera.
Indicó la publicación que él sobrevivió fácilmente a un intento de destituirlo de su cargo en 2021 en una elección revocatoria y luego ganó los comicios para un segundo mandato en 2022.
A Newsom no pocos lo señalan como proyección demócrata para las elecciones de 2028.
Sin embargo, la cuestión hasta ahora es como sigue: pese a que tanto Biden como Trump tienen cada uno sus problemas, son las fichas del establishment de sus respectivos partidos y mientras se demuestre lo contrario la boleta electoral de 2024 huele a déjà vu, a una repetición de 2020.